Al mostrarles esta foto, se dan cuenta que no sienten nada, solo la expresión de decir: ¡que bonito!, pues si, efectivamente ese espacio es asombroso, y no solo por la apariencia, sino por lo que transmite estar ahí, porque como dice Peter Zumthor "para mi la realidad arquitectónica solo puede tratarse de que un edificio me conmueva o no", y este vaya que conmueve porque pone a trabajar tus otros sentidos; la vista lógicamente, el tacto con su cantera y sus molduras perfectas, el oído con el eco del sonido combinado con el agua cayendo y los pájaros cantando, y el gusto y el olfato ligados directamente a ese olor de humedad y antigüedad mezclados que juntos hacen que te transportes hasta el siglo XVII, cuando era un convento y todo sigue intacto...
Como arquitectos hemos perdido la capacidad de hacer arquitectura para todos los sentidos, que quede impregnada en tu memoria y pueda hacerte revivir la época, ahora nos enfocamos en hacer arquitectura visual, que en la computadora se vea bien, y aunque falsa en ocasiones solo importa que apantalle y nada mas.
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