Los 10 mandamientos



Por allá del 2004 se llevó a cabo en la ciudad de Guadalajara un Coloquio Internacional sobre el futuro de las ciudades, en el que se incitó principalmente a debatir sobre cuestiones y problemas que actualmente aquejan a la ciudad. De éste surgió un Manifiesto llamado "El futuro de las ciudades. Una propuesta", obra de Horacio Capel que, junto con otros maestros y profesionales de la rama de la arquitectura y el urbanismo llegaron a concluir esta mesa redonda con 34 puntos donde lo más importante fue plasmar la gestión urbana vs el interés público, las necesidades ciudadanas, y la expresión de éstas mediante la participación. 

Para esta nota he decidido compartirles los diez puntos más relevantes a manera personal (aunque no estaría mal que indagaran más y pudieran leerlos todos), fáciles de aplicar y seguir en el mundo profesional, porque conscientes de esto podemos llegar a crear las ciudades que tanto anhelamos, pero que nadie se interesa en alcanzar.

1. No hay nada peor que un buen arquitecto cuando se equivoca; si además es malo, las consecuencias pueden ser irreversibles.
2. Debería convertirse en una hipótesis a investigar científicamente la afirmación de algunos arquitectos prestigiosos de que 80% de ellos son ineptos, o de que 90% de lo que han diseñado y construido es simple basura. 
3. En el urbanismo no se usarán en vano términos como sostenibilidad, ecología o paisaje.
4. No hay estética sin ética.
5. El punto esencial es el diálogo. Se ha de evitar la prepotencia de los técnicos y su pretensión de que son poseedores del saber. 
6. Se ha de valorar el papel del movimiento social. La participación debe convertirse en el instrumento básico del urbanismo, de manera que garantice el debate público y, a través del mismo, el control de las decisiones que se toman.
7. Para que sea bella la ciudad, ha de ser, antes confortable, justa, rica, socialmente equilibrada y políticamente democrática. 
8. El planeamiento urbano es necesario. Se ha de considerar clausurada la etapa contra el plan.
9. Ha crecido de forma desmedida el consumo de energía y de bienes materiales, lo que en sociedades ricas conduce a un despilfarro totalmente inaceptable. Todo ello debe tener un límite. Lo cual significa menos transporte privado, más transporte público, menos aire acondicionado. El despilfarro no debe admitirse tampoco en la construcción de la ciudad. Eso significa optar por la ciudad compacta y poner límites a la posesión especulativa de viviendas. 
10. Necesitamos utopías y debatir alternativas sobre la forma de organizar la ciudad.
El debate es necesario incluso con los movimientos antisistema. La humanidad ha avanzado a través de las disidencias. 



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Melchor Peiro Guerrero, Urbanismo y participación ciudadana. Hechos, reflexiones y propuestas, México, 2011.

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